El color que resuena en ella en un momento dado es a menudo una historia de estación, de visión, de impresión... A menudo navega entre verdes y azules aunque también la atraen los colores cálidos de las tierras ocres, rojas o marrones. Luego piensa en el patrón que quiere desarrollar para reflejar ese color. También puede ser cuando ciertos patrones shibori de Japón o patrones de África descubiertos durante su investigación le atraen, le intrigan y le hacen viajar...

El teñido de plantas combinado con patrones shibori es un proceso muy largo salpicado de momentos casi meditativos. En primer lugar, el decatizado, que permite liberar ciertos tejidos de los acabados utilizados en la industria textil. Luego viene la etapa de mordentado del tejido utilizando alumbre, generalmente, que crea la unión entre la fibra textil y el pigmento. Esto puede realizarse en varias etapas para mejorar la durabilidad del tinte sobre todo en fibras vegetales como lino, cáñamo, ramio, algodón utilizando un baño preliminar de agalla rica en taninos.

A continuación viene la etapa de diseño del patrón shibori, las reservas se obtienen mediante ligadura (atar y teñir), mediante plegado o mediante costura. Dependiendo de su grado de complejidad, los marcadores del patrón deben ser trazados para lograr compresiones mediante nudos en los extremos de cada hilo. Luego podemos pasar al teñido. Las cubas se preparan mediante decocción de plantas o residuos de cocina recuperados, o simplemente mediante infusión de extractos de plantas. Es después de estos pasos que finalmente se revela el patrón deshaciendo los pliegues, los ribetes o las costuras, es un momento mágico.

Todos estos pasos están interrumpidos por un enjuague y secado intermedios. ¡Solo falta pasar al diseño de las piezas!