Mélanie siempre comienza por conocer a los ocupantes, buscando la historia que contar, captando la esencia de sus expectativas y viendo más allá de ellas también. La fase de investigación es muy importante porque es la que construye el proyecto. Se basa en reuniones y debates en torno a bocetos a menudo acompañados de escritos. El resultado es, en definitiva, una síntesis de la investigación depurada y combina la historia contada con el proyecto elegido.
En cuanto a la fabricación de tarjetas, no se impone ninguna restricción particular, como una artesana que da forma a la materia, combina palabras para crear rimas suaves y benévolas.

Un paso importante en su trabajo es la elección de los materiales utilizados en sus creaciones. Desde el principio, el papel parecía una opción obvia. La idea de transmisión, de dejar huellas -lo opuesto a la tecnología digital actual-, el hecho de que ofrecer una tarjeta es también ofrecer un verdadero regalo, que despierta todos nuestros sentidos: el olor del papel, el tacto de su textura, la vista de sus granos y el texto o la ilustración... pero también este vínculo con la naturaleza a través del origen de la propia materia prima. Utiliza papel fabricado artesanalmente en su región, a partir de fibras vegetales recicladas de lino, cáñamo y algodón, en una fábrica de papel del siglo XVI y utilizando la última máquina papelera del siglo XIX en Francia aún en funcionamiento.